No eres santo, ni yo una creyente
Pero me encuentro otra noche arrodillada ante ti.
Mi fantasia es la siguiente:
Estoy a gata por ti, mi manos y rodillas plantadas en el piso liso, frio
Mi ojos hacia el piso, tus pies enfrente de mi.
Aunque yo nunca te he hecho algún mal;
Me pienso Maria Magdalena, deseando brotar lagrimas por ti y usar estas mismas para limpiar tus hermosos pies de tez transluciente
Tu me das incitas a besarlos, sin alzar mi mirada.
Siento si te miro, me quemo
Me alzas la cabeza con un solo dedo, diciéndome que me arrodille, que te reza
mis manos libres para poder frotarlas sobre mi deseo mas carnal, la razón di mis delirios madrugadoras.
Mi boca diciendo lo mucho que te amo, sin decir alguna palabra.
Señor,
que me has hecho
que no encuentro salvación contigo
Me envicias, me enloqueces,
Mas te frequento, mas te pienso.
Matame con una sola mirada.
Compadecete de mi, mirarme con tus ojos verde colór miel,
humillame, avergüénzame
pero permítame pederme y ahogarme dentro del mar de tu mirada.
Tus pestañas, dos cascadas
pesadas
cayéndose, y tapando el tesoro que son tus ojos.
Me siento como Moctezuma, confiado y convencido que eres Dios.
Estoy consciente que tal vez serás mi muerte, mi fín.
Prefiero mil veces que el final de mi historia sea una hermosa tragedia, que morir sin sentir ninguna emoción vivida.